domingo, 8 de enero de 2017

Fabián Assmann




Este es un post que me resulta ciertamente difícil de redactar. En primer lugar, porque forma parte de una saga de casos que componen esta sección que siempre dejan cierto sinsabor en la garganta: Hablamos de las historias que merecían tener un mejor final. Y por otro lado, Fabián Assmann me remite a una de las postales más primerizas de la simbiosis que el fútbol compuso con mi infancia: Tenía diez años, y era una noche de sábado en la cual ‘El Rojo’ visitaba Mataderos para medirse ante Nueva Chicago. Transmitido por América TV, tengo la firme memoria de haber visto con mi abuelo ese match donde un debutante guardavalla atajó todo lo que le lanzaron. Se trataba del homenajeado de este post, el cual disputó su primer partido en aquella velada, en el empate en cero ante ‘El Torito’.

Criado en las inferiores del club y siendo fruto del semillero de arqueros que construyó Miguel Ángel Santoro, Assmann apareció en la escena independentista como un promisorio suplente de Oscar Ustari. Las intermitentes lesiones de aquel arquero le permitieron, justamente bajo la tutela de ‘Pepe’ en uno de sus interinatos, dar sus primeros pasos en la máxima división. Poco tiempo después de su primera aparición, Ustari fue vendido a Europa y el nuevo entrenador Pedro Troglio le confiaba, allá por mediados del 2007, la titularidad del arco. Por aquel entonces, Assmann tenía 21 años. Fue una pieza inamovible en aquella escuadra que tuvo un arranque arrasador (5-3 a Lanús, 3-0 a Tigre, 1-0 a Central, 1-0 a Argentinos) y luego bajaría su guardia descuidando su cosecha de puntos y finalizando el torneo en la mitad de la tabla.

Hay un conjunto de hechos esenciales para comprender la conclusión de la primer (y más destacable) etapa de Assmann en Independiente. En primer lugar, la contratación de Hilario Navarro en el año 2008, que comenzó a mostrarse como un férreo competidor para con nuestro homenajeado en lo que respecta el arco de ‘El Diablo’. Luego, se acopla el pésimo Clausura 2009 que realizó el equipo, que incluyó derrotas humillantes como un 0-5 ante Banfield, 1-5 ante Estudiantes, 1-5 ante Lanús y 1-4 ante Gimnasia de Jujuy. Él estuvo presente en aquellas dolorosas caídas. Sería tonto cargar con la culpa de tamañas goleadas únicamente al portero, puesto ingrato si los hay. Es más, Assmann tranquilamente podía ser visto como uno de los pocos puntos rescatables de aquella deslucida plantilla. Pero para Américo Gallego, ‘salvador’ de aquel ‘Rojo’ sin rumbo en las últimas fechas de ese torneo, la valla tenía el nombre de Hilario.

Concluido aquel nefasto torneo, ‘Faby’ hizo las valijas y emprendió rumbo a su nuevo equipo: Las Palmas de España, donde atajaría en condición de préstamo. La sorpresa se dejaba ver en aquel traspaso, ya que aquel conjunto se encontraba disputando la segunda división de su país, sumergido, además, en una delicada situación institucional. Assmann, quien meses antes había recibido sondeos del Chelsea inglés, realizaba una arriesgada apuesta en cuanto a su carrera. La experiencia en la península ibérica duraría tan solo unos pocos meses. Terminada la misma, regresaría a Independiente.

La disputa por un lugar en el arco ahora estaba compuesta por un aguerrido Hilario Navarro, un Adrián Gabbarini que ya demostraba grandes condiciones en el primer equipo y un joven Diego Rodríguez que asomaba desde la reserva. Transitó el 2010 y 2011 alternando el puesto gracias a rotación y, principalmente, lesiones de sus colegas, ese mal que siempre acudió a los arqueros de nuestro equipo. Claro que él no fue ajeno a este hecho: En 2011 y 2012 padeció impedimentos físicos que lo alejaron por meses de la práctica de fútbol. Su presencia en el club se comenzaba a desdibujar a medida que las temporadas pasaban. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, Hilario bajó su nivel, Gabbarini abandonó el equipo en medio de una lesión acoplada con un durísimo enfrentamiento con la comisión directiva y Diego Rodríguez, entonces, comenzó a establecerse como titular. El 2012 llegaba a su fin y el turbulento 2013 se incorporaba a nuestras vidas. Assmann vió desde el banco de suplentes como el nefasto 15 de Junio Independiente perdía la categoría a manos de San Lorenzo. Iniciada la reconstrucción del equipo que en aquel entonces encabezó Miguel Ángel Brindisi, la temporada que el equipo afrontaría en la B Nacional postulaba al protagonista de este post como nuevo arquero titular, relegando al banco de suplentes a Rodríguez. Eran un tanto incierto los antecedentes de Assmann, debido a su latente irregularidad. Pero la pretemporada prometía devolver al meta a su máximo nivel, convirtiéndolo en una potencial pieza clave del ansiado ascenso.

Lamentablemente la fortuna fue esquiva para el arquero. Mostró una actuación poco convincente en el debut, cuando Brown de Adrogué dejó boquiabiertos a propios y extraños al vencer a ‘El Rojo’ 2 a 1 en su propia cancha. Continuaría para el equipo un sinfín de grises y una victoria aliviadora que jamás aparecía en escena: 0-0 con Boca Unidos en la fecha consecuente y luego un ineficaz 2 a 2 ante Aldosivi de local. En aquel cotejo, Assmann corrió con cierta responsabilidad en los tantos del team marplatense: Descuidó su palo en el primero y no logró descifrar con rapidez un breve rebote que hubo en el área y que daría a luz al gol del empate. En los ensayos tácticos posteriores a aquel partido, Brindisi probaría en la vaya a Diego Rodríguez. Omar De Felippe, sustituto de MAB tras su renuncia, mantendría a ‘El Ruso’ como titular.

Assmann disputó su último partido con la camiseta de Independiente en la victoria por 4 a 2 ante Santamarina en un encuentro perteneciente a los 32avos de final de la Copa Argentina. 2013-2014. A mediados de aquel año, hizo sus valijas y se marchó rumbo al fútbol mexicano. Tras siete años en el plantel profesional de Independiente, exceptuando su fugaz experiencia española, dejó la marca de 108 partidos jugados y 126 goles recibidos. Cuando Fabián dejó atrás a esta institución, estaba también dejando atrás a su hogar.

Sentir nombrar al homenajeado de este post me remite a mi escuela primaria. Las figuritas Panini, los primeros partidos ‘en serio’ en cumpleaños de los compañeros, la primera camiseta de ‘El Rojo’ que te compran para tu cumpleaños, con la vieja marca de ‘Márquez’, los relatos de Walter Nelson y los sagrados Pro Evolution Soccer pirateados con liga argentina incluida, musicalizados por Los Morrones. También a los partidos de fútbol que miraba con mi abuelo. Y a la primera vez que pedí un autógrafo en mi vida: Era Marzo del 08’ y me encontraba con mi madre almorzando en un local de pastas del Alto Avellaneda. Impactado quedé cuando vi entrar a un hombre alto, de pelo peinado puntiagudamente hacia el costado, entrar al lugar y pedir un plato de fideos sin salsa. Con las manos temblando, me aproximé a él con una servilleta y una lapicera. De buena manera, aceptó mi petición de inmortalizar aquel momento con una firma. En aquel arrugado papel, que hoy yace amarillento y viejo a un costado de mi escritorio, se puede leer: ‘Para Esteban, con afecto. Fabián Assmann’.  




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