lunes, 6 de febrero de 2017

Roberto Carboni

Roberto Carboni: Foto archivo, "En una Baldosa".

Un nuevo caso del “trotamundismo”. Otro de los tantos jugadores que, luego de dar algunas pruebas en su club natal o de menor envergadura, buscando llamar la atención de propios y extraños para dar a conocer sus dotes futbolísticos, deciden emigrar a ligas de menor relieve para así tener mayor continuidad.

Ocho de abril de 1985. El barrio de Bernal fue la cuna del que sería un nuevo proyecto de futbolista profesional. Zurdo él, encuadrado en la zona medular del campo de juego, ya desde divisiones inferiores, con características para el traslado de balón y hacer de hilo conductor entre el medio y los de arriba, Roberto Carboni llegaría de pequeño a las inferiores de Independiente con el fin de depositar allí sus sueños de grandeza y gloria.

“Un joven jugador de fútbol más que interesante“, “una real promesa del fútbol argentino“, las declaraciones de los empresarios afines a este juvenil –recopilación de “En una baldosa”- , que no dudaban en resaltar los dotes potenciales que el “enganche” poseía. En épocas en donde Sergio Agüero comenzaba a dar sus primeras gambetas en la siempre recordada “Doble Visera”, los afines a este chico lograron encargarse en decir que era un compañero ideal para el crack que debutó de la mano de Oscar Ruggeri.

El año 2004 vería como, de la mano de José Omar Pastoriza, Carboni comenzaba a dar inicio a su carrera como profesional. Dueño de la camiseta número 31, durante el paso que tuvo por el club, compartió vestuario con varios juveniles que pasearon sin pena ni gloria por aquellos tiempos: Emanuel Rivas, Maximiliano Ayala, Fernando Lorefice, entre otros, fueron partícipes de aquella camada, en donde pocos lograron asentarse.

Durante el ciclo del Pato llegó a disputar seis encuentros por el torneo local, sin participación en la Copa Libertadores de aquel año, en donde marcó un gol ante Nueva Chicago, equipo condenado al descenso. Daniel Bertoni asumiría como nuevo deté, pero sin darle chances para mostrarse a este canterano que apenas disputó dos partidos durante esta gestión.

Julio Cesar Falcioni llegaba entonces en el 2005. Durante su estadía en el predio de Villa Domínico, y en complicidad con la comisión directiva de Julio Comparada, decidieron hacer una limpieza profunda del plantel que estaba. Juan Carlos Montoya, Franco Cángele, José Flores –entre los experimentados- y jóvenes como Tomás Charles, junto al mencionado Carboni, entre otros, tuvieron que emigrar a nuevas tierras en busca de mayor rodaje.

All Boys lo cobijó durante un año, en busca de agarrar confianza y ritmo. Sin embargo los flojos rendimientos, hicieron que tenga que buscar club de nuevo y la liga venezolana aparecía en el horizonte con un futuro prometedor. Estudiantes de Mérida en 2006 y Deportivo Anzoátegui, hasta el 2008, serían los afortunados de poder ver la zurda del hombre que partió de su tierra natal.

A partir de allí varios clubes, en el viejo continente y Sudamérica, se hicieron con los servicios del oriundo del sur del gran Buenos Aires: Deportivo Cuenca de Ecuador (2008); Chernomorets Burgas de Bulgaria (2009-2010); APOP Peyias de Chipre (2011); el Lobos BUAP mexicano (2011); FBC Melgar de Peru (2012-2013); Nacional Potosi de Bolivia en 2013 y CD Luis Ángel Firpo de la liga de El Salvador en 2014, fueron los destinos en el periplo deportivo de Roberto.

El saldo en el rojo, deja ocho cotejos, entre los cuales en la mayoría comenzó desde el banco, dos goles, seis técnicos y un clásico veraniego ganado ante Racing, en Salta, convirtiendo un gol de penal, antes de comenzar su travesía por el globo del fútbol. 

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