domingo, 26 de marzo de 2017

Mercado de Pases: Leonardo Pisculichi (2005, 2006 y 2017)



La seducción es un arma de todos. Por alguna razón u otra recurrimos a este elemento que aparece de manera implícita para atraer a esa persona que nos llama la atención, para hacer cambiar de parecer a otros o, elevado al terreno del fútbol, para contar en nuestras filas con determinado futbolista. Una práctica milenaria con Ovidio como uno de sus primeros teorizadores al publicar el Ars Amandi –Arte de Amar- que podemos llevar a cualquier escena de la cotidianeidad.

Todo este marco, reflexión y encadenamiento histórico nos centra en determinado personaje, la institución que buscó –en varias oportunidades- su llegada y fechas no tan específicas en el último tiempo. Leonardo Pisculichi, enganche nato surgido de la inagotable cantera de Argentinos Juniors, fue objeto de deseo durante varios períodos de transferencias, pero sin llegar al estadío de la tenencia y el amor en ninguno de ellos.

Corría el 2005 cuando Julio Comparada, presidente del Rojo, buscó contar con los servicios de un joven de pelo largo y que dejó chiquitita la redonda cuando pisaba el estadio Diego Armando Maradona. El mes de julio de aquel año centenario para los de Avellaneda, llevaba al primer contacto entre unos y otros, con el mismísimo JC como mediador, semejante a cualquier amigo que te hace la gamba para dejarte el terreno liso con la chica que te gusta.

"Por ahora, el tema sigue verde. Vamos a ver...", confesó el directivo a los periodistas durante aquel período invernal, pero sin pulgar hacia arriba desde el bando contrario. Walter Tamer, vice del elenco de La Paternal, propietarios del 70 por ciento de la ficha, sentenció todo tipo de chances en aquel entonces al afirmar que "el interés es a través de los medios porque hasta ahora Comparada no habló con nosotros". Todo tipo de ilusión moriría en ese momento, al no poder contar con el sucesor del puesto de enganche que dejó vacante Federico Insúa.

Pese a eso, el Diablo, no desistiría tan fácilmente. Pasados seis meses del primer sondeo, diciembre volvería a abrir alguna nueva puerta para que el romance resurja o sea, meramente, una aventura veraniega. "Me interesa ir a Independiente", soltó en jugador con alto grado de coqueteo, ante el interés de Julio Cesar Falcioni. "Entre los clubes ya está todo arreglado. Sólo falta lo mío", ante la decisión de sumarse a los entrenamientos en Villa Domínico, cualquier hincha supondría que vería al oriundo de Rafael Castillo lucir la divisa punzó con el dorsal diez, pero como advertimos, esta será una historia de desamor. El Mallorca de España sería el tercero en discordia en este triángulo afectivo y se llevaría a quien marcó diez goles en el pasado apertura a fuerza de un sueldo difícil de igualar para el mercado local.

A medio año de la nueva aventura del homenajeado en la institución mallorquín, el interés volvió a flote a mediados del 2006. Los portales de internet anunciaban el arribo de Piscu junto con Leandro Gioda, dos apellidos de peso y, con ellos, el retiro del mercado de pases. Con augurios positivos, porque AAAJ no recibía un centavo de la venta de tres millones de dólares a la entidad de la liga española, ingresaría como moneda de cambio Gastón Machin, quien viajaría al viejo continente para la realización de un trueque fallido en donde el volante ofensivo continuaría en el país ibérico y dejando las puertas abiertas únicamente para ex zaguero de Lanús.

El periplo profesional del habilidoso enlace de pegada prodigiosa, lo llevó a una experiencia en el fútbol de Qatar, convirtiéndose en uno de los pioneros del sueldo en petrodólares y en la llegada a ligas de menor envergadura, pero con grandes ingresos monetarios.

Desde el seno del Al-Arabi S. C. mandaba mensajes mimosos para los falangistas independentistas y, sin siquiera haberse puesto una pechera de entrenamiento, marcó un cierto afecto para los de Avellaneda. "A Independiente le tomé un cariño especial", los idas y vueltas, el coqueteo continuo tornaron todo a una situación de desencuentros entre dos enamorados que no pudieron encontrarse.
“Yo siempre digo que le estoy muy agradecido a Julio Comparada, porque muchas veces quiso contratarme”, memorioso en sus 25 abriles, recordó la insistencia que mantuvo Compi en toda su gestión, elemento clave en cada período de transacciones, de promesas que nunca se cumplieron.

Un fugaz paso por el Shandong Luneng chino, en donde vistió su camiseta entre el 2012-2013 fue suficiente para regresar a la Argentina en busca de gloria, títulos y un reencuentro con su primer amor y debut: Argentinos. Doce meses en el Bicho le bastó para catapultar su carrera, demostrar que la categoría estaba intacta y que un grande local sería un desafío más que tangible. River Plate ganó la pulseada y pasó a ponerse la banda para hacer sufrir a extraños.

De los partidos en donde le tocó enfrentar a Independiente hay ciertas situaciones que vienen fácilmente a la memoria, sin necesidad de buscar en los archivos. Un gol de tiro libre en un catastrófico 4-1 en el Monumental, una roja en el Libertadores de América, en una zandunga 3-0 con Pellegrino en el banco y una calentura de la C.D encabezada por Hugo Moyano por una habilitación provisoria que la A.F.A le otorgó al ex campeón con el Sub-20, luego de no presentarse a declarar en el tribunal tras ser suspendido ante Godoy Cruz, serían tres aristas a tener en cuenta a la hora de pensar en este apellido.

Los últimos destellos de este amor quedarán para el corriente año. El 2017 generó cierta empatía en los hinchas de contar con el que nunca llegó. “¿A quién no le gustaría jugar en Independiente?”, declaró el volante que encendió una chispa que se apagó pronto. Como alternativa ante una posible caída del traspaso de Walter Erviti, proveniente de Banfield, resultó ser únicamente un eslabón perdido más en una cadena de amor que nunca resultó ser tal, buscando en otros pies el fútbol prometido. 

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