jueves, 2 de marzo de 2017

Piedra en el Zapato: La Copa Argentina



El año 2011 advertía el ingreso al fútbol argentino de un interesante factor: Como sucede en las competiciones locales europeas, la liga argentina tendría su propia copa, disputada por conjuntos esparcidos a lo largo y a lo ancho del país. Nueva zanahoria para alentar la trayectoria del conejo, porque incursionaba a nuestro escenario una nueva competición que, de ganarla, culminaba con un gran trofeo brillando en la vitrina del equipo triunfante. Con esa iniciativa, Independiente, como tantos otros conjuntos, vislumbró la Copa Argentina como una gran oportunidad de volver a pisar fuerte en suelo nativo. En aquel entonces, la institución ingresaba a la década sin títulos en el ámbito doméstico.

Pero lamentablemente las campañas rojas no significarían más que un maldito post más engordando las filas de la sección Piedra En El Zapato. Y es que eso ha sido hasta ahora esta competición para nuestro equipo. Repasemos nuestra suerte:



2011-2012,  el comienzo fue el final

Independiente apareció por vez primera en la Copa Argentina edición siglo XXI para medirse ante Colegiales, en los 32avos de final de la misma. Corría finales del 2011 y el entrenador en aquel entonces, Ramón Díaz, paro una formación alternativa en la cual se destacaron Facundo Parra, Hernán Fredes, Osmar Ferreyra y Brian Nieva. Cada uno aportó un gol a la noche salteña, testigo del triunfo por 4 a 0 ante el rival de aquella ocasión.

Marzo de 2012. Ramón ya era historia y el interinato de Cristian Díaz plantaba bandera hasta que se encontrase un sucesor. En vísperas de enfrentar a Belgrano de Córdoba por la siguiente fase, el DT a cargo paró un equipo compuesto en su gran mayoría por pibes salientes recientemente de la cantera: Ruso Rodríguez: Cristian Báez, Carlos Matheu, Leonel Galeano, Lucas Krupszky: Fabián Monsterrat, Fernando Godoy, Walter Busse: Francisco Pizzini: Brian Nieva y Facundo Parra. Salta nuevamente era testigo de un match argentinocopero con Independiente como protagonista, esta vez concluído en derrota por 2 a 0, alimentada gracias a los goles de Juan Carlos Maldonado y Luciano Lollo.




2012-2013, las prioridades son otras

Mayo del 2013, en Independiente, podía hacer alarmar al más temerario soldado de mil batallas al hombro. El equipo luchaba por mantenerse en la Primera división con más alma que buen juego. Ni hablar de un Miguel Ángel Brindisi despertado a las apuradas de la siesta para desechar el panelismo en Fox Sports y comandar el rescate a un titán agonizante. En tamaño plato, El Rojo venció por 4-2 en los penales a Boca Unidos de Corrientes, tras culminar los noventa reglamentarios en empate en uno, con aporte goleador de Leonel Miranda. Brindisi enfiló un equipo compuesto en su mayoría por suplentes, de posterior suerte dispar: Gonzalo Contera, Sergio Ojeda, Alexis Zárate, Lucas VIllalba, Lucas Villafáñez, Raúl Milananco, el propio Miranda, entre otros. Fabián Assmann, quien había ingresado al cotejo causa de una lesión de Hilario Navarro, fue el héroe de la noche en Chaco, atajando dos penales en la tanda.

12 de Junio. Faltaban escasos días para que la realidad nos escupa en el medio de los ojos y El Diablo cayera al Nacional B. Con la condena rondando en nuestras mentes, pensar en una competición alternativa era un lujo excesivo para una institución inmersa en una crisis feroz y absoluta. Fue derrota por 1 a 0, aperitivo del banquete de destrucción que se advenía en el horizonte. Fin de la aventura.





2013-2014, ilusionarse está prohibido.

La primera aparición independentista en esta edición de la CA estuvo orquestada por los vaivenes futbolÍsticos del Independiente de Omar De Felippe. En el génesis del 2014 debutó triunfando en los penales frente a Santamarina de Tandil. Fue una noche en donde brilló Federico INSUA, recién regresado al equipo en pos de lograr el ascenso. La siguiente parada era Belgrano de Córdoba, un viejo conocido (?) en esta competición. En lo que fue el primer partido de Jorge Almirón al mando de Independiente, recién ascendido a la máxima categoría. Eran tiempos post-mundiales,en donde intentábamos descifrar quién era el nuevo DT y porqué paraba línea de cinco en el fondo, a saber: Zárate, Néstor Breitenbruch, Cristian Tula, Jorge Figal y VIllalba. Un doblete de Pizzini vengó al mal recuerdo que amarraban para nosotros el conjunto cordobés, antiguo verdugo en la copa.

La expectativa fue desterrada meses más tarde en San Juan, cuando, por octavos de final, el Estudiantes de La Plata de Mauricio Pellegrino nos propinó un 2 a 0 ilustrado por Ezequiel Cerutti y el viejo conocido Diego Vera. Game Over.





2014-2015, mejor quedate en el Moldes

Después de arrancar la trayectoria en esta edición bordeando el papelón tras superar por penales a la cenicienta Alianza de Coronel Moldes, en un encuentro que merece post aparte, Almirón ya se encontraba lejos de la dirección técnica y dos antiguos protagonistas de la eliminación un año antes ahora utilizaban su destreza para asistir a Independiente: Con Pellegrino en el banco y Vera anotando el único gol, se venció por la mínima a Deportivo Español en cancha de Lanús, por los 16avos de final.

Curiosamente, el propio Granate cercenaría nuestro camino en la ronda posterior, con un 2 a 0 en contra, sepultando la primavera pellegrinista que transitó parte del 2015. No sabemos si a esta altura nos preocupa la mala suerte roja o el hecho de que inventamos el concepto "primavera pellegrinista".



2015-2016, el debut siempre es un desastre

Agosto del 2016. La esperanza tenía sede en Avellaneda, con Gabriel Milito encabezando la dirección de un Independiente sediento de triunfos e identidad. El primer cotejo de esta nueva etapa implicaba medirse ante Defensa y Justicia en fase de ingreso para conjuntos de Primera División en la Copa Argentina. Vieron acción por vez primera Damián Martínez Y Juan Sánchez Miño, complementados con jugadores ya consolidados como Martín Campaña, Nicolás Tagliafico y Emiliano Rigoni.

Una actuación débil ante un rival organizado y consciente de las limitaciones de su juego fue suficiente para construir la indeseable derrota. En un match nefasto, El Rojo fue de mayor a menor, y de menor a nada. El oponente incluso quedó con diez jugadores, atomizando su plan defensivo, suficiente para neutralizar a un conjunto desorientado (y desordenado), amén del plan táctico de Milito. Derrota por 1 a 0 y a casa, con el cielo de Lanús testigo de una retirada cabizbaja de los jugadores rojos.

Nada más deseoso en quien hacemos este blog que pronto, muy pronto, nos veamos obligados a eliminar este post, destinándolo al cementerio del internet. Mientras tanto, la Copa Argentina es para Independiente ese nivel del videojuego de nuestra infancia que nunca podíamos superar.

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