domingo, 22 de abril de 2018

Damián Manso



Portador de la mítica casaca número 10 en los oscuros tiempos que sucedieron a las mieles obtenidas en el Apertura 2002, Damián Manso arribó al Club Atlético Independiente en vísperas del Apertura y la Copa Sudamericana 03'. ¿Su misión? Comandar a una escuadra que buscaba demostrar que el título doméstico obtenido escaso tiempo atrás no fue un hecho aislado, y que estaba dispuesta a volver a pisar fuerte en el ámbito internacional.

Criado en Newell's Old Boys, y tras un fugaz paso por el fútbol francés, DM formó parte de un team que se hizo fuerte en el génesis del dúo de torneos que afrontaba: Bajo la tutela de Oscar Para en serio Pollo Ruggeri, eliminó a Rosario Central en la primer fase de la Sudamericana y mantuvo un invicto de siete cotejos en el escenario local. Manso hacía lo que podía trazando buenas migas en la ofensiva con Cristian Castillo, Jeremías Caggiano y Bruno Marioni. El futuro parecía promisorio.

Parecía. Porque la debacle se hizo presente en un santiamén. Un global de 1-8 en contra frente a River Plate en la ronda posterior desechó a Independiente de la copa, mientras que el soñar con el Apertura pasó a ser algo impensado tras una racha adversa de ¡diez partidos! sin conocer la victoria. Ruggeri fue rápidamente expulsado del banco de suplentes y Manso pasó a ser fuertemente cuestionado por la hinchada, desilusionada con un equipo que apostó a dos frentes y flaqueó de forma absurda en sendos trayectos.

El Piojo tragó saliva y optó por continuar un semestre más. El incentivo era la participación roja en la Copa Libertadores 2004. Pero el proceso fue similar al vivido en el año anterior: Inicio promisorio, final decepcionante. Independiente debutó en el Grupo 5 con una victoria por 4 a 2 ante Cienciano en la Doble Visera, match en donde el protagonista de este post la descosió. Finalizó segundo en dicha fase, pero al ser uno de los peores en el contexto general que alcanzó esa posición, se vio obligado a jugar una repesca contra el Sao Caetano de Brasil. ¿Entonces? Eliminación a mano de los cariocas y regreso a casa con las manos vacías. En el torneo local la cosa no fue mejor: Se finalizó 13ros, lejos de los puestos de pelea.

Manso dejaría el club ostentando la cifra de un gol en 25 partidos. Se mantuvo sin demasiada trascendencia en Newell's (nuevamente) y el fútbol griego, hasta ser revitalizado por la Liga Universitaria de Quito, conjunto con el cual se sacaría la espina de triunfar en una Copa Libertadores, nada más y nada menos que ganándola.

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